Parece increíble pero hoy Valdemoro apesta de nuevo.
Creo que no es el malhuele que nos torturaba hace unos años. Hoy huele a pocilga. Ha sido de repente, a traición… ha habido que cerrar todas las ventanas, como en los viejos tiempos.
Le daremos una tregua… no sea algo circunstancial de yo-que-se-que-empresa que no respeta a los vecinos…
Y si no, denunciaremos de nuevo y nos reorganizaremos para comenzar otra vez la lucha.
No podemos permitir volver atrás pero hoy, de nuevo, Valdemoro apesta.